Wednesday, February 9, 2011

The Scene

Tienes un concierto. Llegas y ves el público, te dices "Mira, no hay mucha gente", eso te tranquiliza un poco porque, aunque te encante tocar y te hayas preparado muy bien para ese momento, sigues insegura.

OH! Inseguridad, que palabra tan fuerte. Es una sensación malísima. Hipernegativa. Quieres que todo salga bien, pero no crees que sea probable y, aunque podría ser, si no piensas en positivo, no lo hará.

Así que, después de dos otros chicos, te toca a tí. Sales, notas como los focos te deslumbran, seguramente no brillen tanto, pero a tí te molesta igual. Las miradas se fijan en tí. Tienes unas ganas enormes de salir corriendo. 

Entonces el piano empieza a sonar, y no hay vuelta atrás. Te das cuenta de que en realidad quieres estar ahí porque es para lo que has estado trabajando. Y pones todo tu empeño en que te salga lo mejor posible. El instrumento responde a tus impulsos y oyes ese sonido al que te has acostumbrado.  

Te encanta, estás delante de la gente haciendo lo que más te gusta. Te sientes bien, y sí, habrá errores. Pero te recuperarás. 

 Oh, how I fucking love my instrument!
He makes weird faces while playing, but the music is beautiful, and he plays like God.


 

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