Hoy ha ocurrido algo especial. Me han comunicado una decisión que llevaba esperando meses. He trabajado, he sudado, me he dejado la piel, he dicho que NO a salidas con amigas y amigos, a tardes de risas, canciones y bailes. TODO para que la respuesta que me han comunicado hoy fuese positiva. Y LO HA SIDO!
Extasis, euforia, felicidad en estado puro, alegría, optimismo, juventud, ganas de vivir, de soñar, de ser quien soy y de gustarle a la gente por eso mismo y por nada más.

SALTAR

GRITAR

ABRAZAR

REIR

CANTAR

Estas han sido mis recciones, aparte, claro está, de llamar para comunicar la noticia a cualquiera que me encontrase, que llamase o que simplemente tuviese la suerte de pasar bajo mi ventana.

La felicidad es un sentimiento maravilloso, es pura droga. Yo soy una yonki de la felicidad, una droga mucho más sana que las que se encuentran habitualmente en el mercado, de un efecto mejor, más duradero y más radical.  He tenido una semana algo rara, con "misunderstandings" con una de mis amigas, un lunes muy duro porque lo de mi profesora de cello no es exactamente tacto, y sobre todo, aunque es muy triste, mucha indiferencia. mucha INDIFERENCIA: ir de aquí para allá sin razón, simplemente por seguir a la gente, sin saber por qué. todo te da igual, no te importa nada. te preguntan que prefieres, te encoges de hombros, mostrando tu estúpido grado de completo agotamiento y estupidez. Porque la indiferencia, al igual que la mediocridad, no es más que otra forma de estupidez.

Prometo no ser estúpida nunca más. (Al menos no está semana, o este fin de semana, que tengo muchos y grandes planes.)

Una Sofía muy contenta firma este post.